Se realiza con un tipo de láser que genera intensas densidades de energía en pulsos cortos, que van desde microsegundos a milisegundos, de tal modo que puede actuar sobre estructuras de diferentes tamaños y profundidad en el tejido.
El láser es de 1064 nm, y es el apropiado para el tratamiento de todos los fototipos de piel ya que es no ablativo, no actúa sobre la epidermis, pero sí en la dermis profunda. Interviniendo sobre los cromóforos diana melanina y hemoglobina que se encuentran a mayor profundidad, eliminando así rojeces y manchas.
También genera un calentamiento de los microvasos del tejido y de la dermis, lo que como consecuencia estimula los fibroblastos responsables de la producción de colágeno y elastina.
A su vez, las moléculas de colágeno de cadena larga existentes se acortan, lo que da ese tensado inmediato posterior a las aplicaciones.
Como resultado de su aplicación, se obtiene un alisado de la superficie cutánea, una mejora en su textura, disminución del tamaño de los poros y de las arrugas más superficiales.